Monday, October 13, 2008

¿POR QUÉ TOLEDO ES MÁGICO?

En el número anterior nos fijamos en aquellos aspectos que conforman un Toledo Mágico como lo es la piedra o los subterráneos, ahora le toca el turno a dos elementos de suma importancia para afirmar lo que será nuestro título constante, también Toledo es Mágico por la acción directa del hombre, siempre preocupado por sus necesidades de identidad propia y de búsqueda de sentido. La plasmación de este mundo puramente intelectual es tan variado, que sólo nos referiremos a dos aspectos del quehacer literario, popular y de conocimiento que han acompañada la historia toledana, elementos que en nuestra ciudad ayudaron a imaginarla como una auténtica realidad mágica.
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A veces nos domina esa necesidad de no dejar que se borren los recuerdos, por ello deseamos plasmar en negro sobre blanco nuestro sentido mensaje, sea cual fuere, para que el tiempo no destruya lo que consideramos indeleble.
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Era siempre al anochecer, cuando todos se reunían alrededor del fuego y aquel viejo sabio empezaba a verter palabras de fábula tan reales que todos sabían que esto o aquello había sucedido en algún lugar no muy lejano, en algún tiempo no muy remoto. Así es como se alimenta la cultura popular, así la tradición verbal origina un limo para que las moralejas calen en el hondo corazón y no escapen al olvido, así la leyenda queda y llega hasta nuestros días para ser adaptada y narrada por el interlocutor, para que siempre mantenga inalterable la esencia de su verdad, un mensaje que no entiende de modas porque es sencillamente eterno.
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Toledo quizás no sea consciente pero por encima del trasiego, flota la permanencia de lo mágico, de lo etéreo que escribe en sus páginas del día a día una siempre inacabada…
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LEYENDA.
Crónicas populares y narraciones esotéricas

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Esta poderosa palabra concentra la perfecta combinación entre realidad y fantasía, un concepto que no se limita a transmitir de forma oral o escrita un acontecimiento relacionado únicamente con el lugar del cual procede, ya que existen leyendas viajeras, historias similares que recorren los pueblos de todo el mundo llegando a los confines más remotos, por lo que además del concepto atemporal de la leyenda se le une el de su universalidad.
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La leyenda hunde sus raíces en un estudio llamativo de lo que representa la preocupación del hombre por inmortalizar las claves de su conocimiento.
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Nuestro actor en esta comedia de lo mágico cumple una función especular, se muestra como un espejo en donde los deseos, las frustraciones, obsesiones y virtudes se ven reflejados para que la amplia audiencia se vea reflejada, para que todo el mundo y utilizando un lenguaje popular, adquiera ese conocimiento con un exemplo que propone la leyenda, pero ¡ojo! A la vez las leyendas poseen un doble lenguaje que funciona como un código cifrado, la narrativa en la superficie esconde un conocimiento hermético que ha de ser desvelado para llegar a la plena interpretación de la leyenda. Ese otro lenguaje aparece siempre maquillado en símbolos, arquetipos e imágenes puramente esotéricas que hace aún más enriquecedora la lectura de leyendas tales como La Cueva De Hércules, De lo que le aconteció a un Deán De Santiago, El Callejón Del Diablo, La Comitiva Espectral, La Doble Muerte Del Marqués De Villena, La Ajorca de Oro y un incansable etcétera. Toledo no es sólo la ciudad de las mil y una leyendas sino que en cada una de ellas hay una y mil lecturas diversas.
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En las leyendas se observa magistralmente toda la idiosincrasia de un pueblo, sus usos y costumbres, su filosofía vital y su intrahistoria, por ello tiene un poder dual y ambivalente, es aplicable a otros pueblos y a la vez se imprime en ella toda una serie de particularidades del lugar de donde procede, tal es el valor de la leyenda que la sitúa en un nivel suficientemente apto como para poder realizar un estudio sociológico de cómo eran y sentían en el imaginario legendario, los toledanos de hace unos siglos.
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Temporalmente la mayoría de las leyendas toledanas se escriben o rescriben, se recuperan y modifican para adaptarlas al lector medio, en el Siglo XIX, lo que hace que se reflejen las preferencias de esta época tanto en su forma como en su contenido. La mayor parte de las leyendas que leemos y revisamos no dejan de ser un impulso romántico donde se plasman valores tales como la recuperación del pasado glorioso, el espíritu de nación basado en valores como la religiosidad, lucha entre sentimiento y razón (con victoria de la primera), gusto por los ambientes lúgubres y experiencias fantasmagóricas, enaltecimiento del honor, la justicia divina, y un rosario de elementos que dotan de personalidad propia el estilo y la intención de lo legendario. Como dos grandes muestras de autores que cautivó Toledo para engrandecer su acervo legendario podemos recomendar a los ya inmortales Gustavo Adolfo Bécquer (La Rosa De La Pasión, El Cristo De La Calavera, La Voz Del Silencio,…) o el mismo José de Zorrila (A Buen Juez Mejor Testigo).
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CULTURA.
Un legado lleno de misterios.

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Allí donde esté la cultura estará el misterio, ya que no hay conocimiento que no deje una puerta abierta a la especulación. La cultura se antoja como la piedra angular que tiene el hombre para formalizar sus más preciadas incógnitas.
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Allí donde se respire un ambiente de ortodoxia, también estará concentrado en ese aire, el impulso de los heterodoxos, porque lo que hoy llamamos cultura o ciencia, en tiempos no muy remotos, extendía sus tentáculos hasta llegar a la Filosofía más Hermética, ya que no existía una separación tan radical como la que hoy hacemos.
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Buen ejemplo de ello es que la Astrología además de considerarse como una de las Primeras Ciencias, fue el caldo de cultivo propicio para que en el futuro se originara la Astronomía como hoy la concebimos, así como la Alquimia fue precursora de la Metalurgia, la Química o la Física actual.
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Podemos afirmar pues, que lo que hoy llamamos Artes Mágicas, fueron en muchos casos, las fuentes primigenias de la configuración de presentes Ciencias Empíricas Aplicadas, estas ahora sin ese elemento espiritual que presidía las anteriores.
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Si tenemos que buscar un momento clave en la cultura de Toledo, sin lugar a dudas, este es el siglo XIII, con la Escuela de Traductores como valuarte intelectual, considerado por muchos historiadores como el primer Renacimiento europeo, ya que fue el escenario idóneo para el desarrollo y el acceso de muchos textos olvidados y sobre todo, para compartir un conocimiento entre diversas culturas y religiones.
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Hubo por lo tanto una verdadera eclosión del saber y hasta Toledo llegaban traductores e intelectuales de todos los confines de Oriente y Occidente para ofrecer y absorber cuanto más conocimiento mejor. Si bien es cierto que esta fluidez cultural sólo afectó a las clases más altas de la sociedad, ya que el pueblo llano, analfabeto, bebía de otras fuentes, de ahí la importancia de la tradición oral y legendaria.
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La historia siempre caprichosa nos muestra como gran impulsor de esta Escuela, que no el creador al monarca Alfonso X, apodado por méritos propios como el Sabio, rey mecenas de tantos y tantos ilustrados que a la vez impregnaron las piedras y las almas con una cultura tan sumamente importante que ya Toledo y Europa no serán las mismas a partir del impulso creativo de este soberano.
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En esa Escuela oficial del Rey Sabio, también cabían los textos de Cábala, Alquimia, Astrología, diversas Mancias (artes adivinatorias), Magias varias como La Simpática, La Natural, y un sin fin de ritos y estudios que confieren una amplitud de miras a este fenómeno cultural para no limitarlo, y afirmar que al menos existían dos Escuelas: la de Traductores y la de Nigromancia, nombre con el que se conoce popularmente al estudio de la Magia en Toledo. Tanto eco tuvieron estas prácticas y tratados, que la Magia se vino a conocer, al darse principalmente en nuestra ciudad, con la expresión de Ars Toletana (Arte Toledano) o Sciencia Toletana (Ciencia Toledana).
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Sabio es el hombre que no limita sus miras.
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Para terminar me gustaría mostrar con una breve reflexión en verso, lo que puede suponer para un amante del misterio y la belleza, esta realidad de nombre Toledo, que nos hace tan insignificantes, que lo único que nos queda es cantar en su honor las eternidades.
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En la conjura de los tiempos
se alza
una quimera
y el hombre con su vanidad
se hace nada
caminando suspendido
por su grave
piedra.

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Julio César Pantoja Torrijos.
Encomienda de Toledo
Orden Bonaria.-
http://www.odelotoledo.com/